Compartimos con ustedes una conversación con Pedro Mo, miembro de la banda de rap Comité Pokofló, sobre la historia del género en su país, Peru, su trabajo y su visión acerca del cuando el Hiphop pasa de ser una mera expresión artística a un movimiento generador de acciones.
"No queremos etiquetarlo, pero creemos en el Hip-hop organizado"
Texto: Andres Hare, fotos: Gianmarco Castillo
Pedro Mo y los miembros de Comité Pokofló practican desde hace varios años una forma muy particular de articulación social a través de la cultura Hip-hop. Bajo las banderas de la auto gestión y un profundo compromiso social, buscan cerrar las brechas sociales del medio en el que se mueven. Tuvimos la oportunidad de conversar Pedro Mo, miembro de la banda, minutos antes de su presentación durante la semana por los derechos humanos en la Universidad Mayor de San Marcos en Lima.
Tú citas como influencias a figuras como César Vallejo, Nicomedes Santa Cruz y José María Arguedas.
Ellos representan una influencia nacional, que tiene que ver con la identidad. No quisiera usar el término patriótico. Es algo más cercano a una línea de pensamiento.
Me gustaría que hables acerca de las raíces del Hip-hop, tanto fuera como dentro del Perú y como tú te aproximas a eso.
El Hip-hop aparece en el 75 o 76, como la suma de varios movimientos artísticos urbanos. Es una cultura multidisciplinaria. Decimos que es una cultura, una contracultura y que fue en su momento una subcultura. En algunos lugares, donde no está difundido, todavía lo es. El mainstream lo tiene ahora como una gran cultura, se apoderó de eso allá por los noventa. El Hip-hop creció de las manos del Dj Kool Herc y de Africa Bambaataa. Bambaataa le pone el estilo techno/disco, hablando musicalmente. Kool Herc; que es jamaiquino, introduce la influencia del reggae y el funk. Es una cultura del reciclaje, tiene muchas influencias musicales. Se usa mucho el sampling o el fliping que es remezclar cosas de otra música y ponerle beats. A partir de ahí se hacen las canciones.
Hay muchos otros elementos de la cultura Hip-hop. El MC nace como una extensión del Dj, animando las fiestas. El grafiti surge de como forma de delimitación territorial de las pandillas. El breaker (el bailarín de break dance) tiene influencias que van desde James Brown hasta Michael Jackson, pasando por música africana y brasilera. Eso genera una serie de técnicas muy diversas dentro del break dance. Todos estos elementos confluyen y forman esta cultura. Hay muchos factores socio económicos detrás de esto, producto del momento histórico.
En el Perú el Hip-hop llega en el 84. La primera camada es de B boys, breakers. Porque ellos ven lo que llega a través de las pantallas. Llega las películas Break street y Wild style, que rescatan a los primeros grupos de Break dance, como New York City Crew. La gente a partir de eso empieza a practicar break dance. Inclusive en un video de Del Pueblo Del Barrio puedes ver a unos niños de Villa El Salvador bailando Electric Boogaloo. Se empiezan a armar grupos en Lima y en el Callao. En el 89 se forma Golpeando la calle, el primer grupo de Hip-hop. Con Morocho de Villa El Salvador, Moroco del Callao, Max del Solar del centro de Lima, Dj Pedro del Callao y JC lyrical de La Perla, eran como ocho en total. Este grupo tenía cuatro elementos rap, dj, break dance y grafiti. En el 98 uno de los integrantes de ese grupo empieza a convocar a la gente para hacer pequeñas jornadas de incursión en el barrio, así surge el movimiento del Hip-hop peruano. Ahí empieza a crecer exponencialmente la movida. Ahora es algo bien establecido, hay ocho conciertos cada fin de semana.
En lo que hace Comité Pokofló, además de la conciencia política, social y de denuncia, hay una conciencia sobre el Hip-hop mismo.
No queremos etiquetarlo, pero creemos en el Hip-hop organizado. Un Hip-hop que activa su barrio. Que antes de los elementos de la cultura Hip-hop, quiere demostrar que es también una forma de conocimiento y de autogestión. Implica mucho tus acciones y como tú te desarrollas en colectividad, dentro de tu comunidad o donde quiera que vayas.
Tú lo tomas como una herramienta de transformación social.
Definitivamente, es una herramienta para nosotros. Nos permite realmente intervenir en nuestro entorno. Modificarnos a nosotros mismos, empezando por los más cercanos: los hermanos, el padre de familia, los vecinos, los amigos y el grupo. Así va creciendo el círculo. Es una cuestión que exige también autocontrol. Porque el Hip-hop es una cultura de la calle. Armar, por ejemplo, una toma de espacio público y mantener 150 personas enfocadas en una letra no es nada fácil. Gente que ha salido y entrado de la cárcel como jugando. Lograr que cumplan con no fumar y no tomar las ocho horas que nos juntamos ahí para dejar claro a la comunidad que nosotros hacemos algo positivo, constructivo. Eso es un trabajo de todos los días, no es una etapa.
Volviendo a la pregunta de las influencias, hay un hibridaje en lo que haces que no se da en la mayoría de los casos. Incluso rapeas en quechua.
Eso ya no es una cuestión solo mía. Creo que hay varios exponentes del Hip-hop que tocan temáticas sociales y que tienen una preocupación por trabajar colectivamente, en su barrio. Organizarse. Tal vez yo he tenido la suerte de estar al comienzo y del algún modo ser más mediático, más visible. Creo que ese trasfondo surge de la sensibilidad y de la necesidad de hacer cosas. No se trata de una preocupación egocéntrica, es una preocupación colectiva. Personalmente podría decirte que mis influencias parten también de mi casa, mi formación en casa ya me llevaba hacia una preocupación social.
Me gustaría que hables un poco sobre la lógica de producción que tienen como conjunto.
Los materiales han sido grabados todos de manera independiente. Algunos con beats propios otros con beats bajados de internet. La mayoría de discos han salido además, dos o tres años después de haber sido escritos. Porque no había la posibilidad de sacarlos inmediatamente. He tenido también un estudio, hemos podido sacar un par de compilados. Trabajamos con Protools pero en un estudio casero. Tratamos de sacar un sonido medianamente decente, sabiendo nuestras limitaciones. Tenemos varios discos, entre los míos y los de los miembros de Comité Pokofló solos y ya como conjunto. Desde el 2007 empieza el trabajo en conjunto y ya los discos van por el activismo social.
¿Qué significa para ustedes la invitación al Lima Vive Rock?, porque se presentan dentro del segmento de géneros alternativos al rock. ¿Por qué no tenemos un festival dedicado exclusivamente al Hip-hop?
Los aparatos culturales del Estado tienen mucha presencia y muy poca llegada. Son muy elitistas, sufren de centralismo, etcétera etcétera... La cultura Hip-hop no es mediática como si lo es el rock, que se ha labrado un espacio. No es muy visible. Es visible en el barrio, pero no a través de los medios. Como no aparece ahí, el estado no lo apoya. El estado apoya lo que ve que la gente adopta como cultura. De hecho nos gustaría un festival dedicado al Hip-hop. Colombia tiene un festival de Hip-hop al que asisten ochenta mil personas y dura tres días. En el Lima Vive Rock llegaremos a unas veinte mil personas. Estoy seguro de que en lima hay por lo menos diez mil raperos que asistirían a un festival así. Nos falta trabajar por eso, ver en qué punto institucionalizarnos o hasta qué punto podemos trabajar con las instituciones. Es un asunto muy delicado, porque entran muchos intereses. La gente se te viene encima, se preguntan si estás haciéndole campaña al estado. Mantenemos todavía una actitud reacia hacia el medio corporativo o institucional, apostamos por lo autogestionario. Habría gente que se perdería en el camino. Gente que dejaría, por vender, de escribir como escribe.
Fuente: redaccion.lamula.pe
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