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E.E.R.: Graff en tela de juicio parte 2, ¿crimen?, los que firman un tren y los que firman su deterioro

Written By Fde on 29.5.14 | 29.5.14


Muy buen artículo de opinión acerca de los hechos ocurridos recientemente, unos graffitis en formaciones "nuevas" escandalizan al gobierno y la opinión pública. Claro, nadie recuerda las privatizaciones, el vaciamiento del servicio, las tragedias ocurridas, etc.


El crimen de los trenes pintados
Por Claudia Rafael

Tras décadas de destrucción de los trenes, de crimen anunciado de cientos de pequeños pueblos, incomunicados y fantasmales; de migración forzada de más de un millón de personas por la cesantía de la vida que significó la privatización, de la masacre de Once y tantas otras muertes cotidianas provocadas por ferrocarriles derruidos, la frase sonó, cuanto menos, como un acto de falsa y desajustada valentía. “Hay que matarlos. Te dan ganas de matarlos”. Irritado, crispado, el ministro dirigió su rabia con puntería milimétrica. Los graffitis en los trenes –dijo- son obra de “un tarado que tiene poca responsabilidad y no sabe el esfuerzo que significa para el Estado nacional, que somos todos los argentinos, poner recursos”.

Lejos de la oficina de Florencio Randazzo, en una sala del Tribunal Federal 2, en Comodoro Py, un hombre llamado Roque Barrionuevo desnudaba tristeza: “Lo único que recuerdo es ver gente muerta, un chico que pedía ayuda para salir, una mujer con la mano herida y además, que cuando salí empecé a caminar sin saber hacia dónde iba, hasta que llamé a una persona amiga y me vino a buscar”. (Audiencia del 26 de mayo, juicio por la masacre de Once)

Cada coche –insistía el ministro por su lado- “vale 1.270.000 dólares. Hay que matarlos. Te dan ganas de matarlos. Porque decís ¿cómo pueden ser tan energúmenos?... Pero uno tiene que ser medido porque es un menor y hay que ver cuáles son sus condiciones y se empieza como a intentar justificar ese comportamiento. Hemos hecho la denuncia penal y vamos a accionar contra los padres. Vamos a reclamar un resarcimiento por el daño. (…) Si fuera mi hijo no te digo lo que le haría. Le dejo el traste pero sabés cómo. Por pelotudo. ¿En qué país vivimos? Estas cosas pasan. Los padres tienen que hacerse cargo”.

Antes, mucho antes, cuando se cumplía un año de la masacre de Once un hombre y una mujer leían desde los escenarios: “Se refaccionan las cosas menos importantes, pero más visibles, como si nadie se diera cuenta de la maniobra. Pintan vagones de celeste, sobre una chapa corroída por el óxido (…) Pedimos la estatización de esa empresa, para salvaguardar los puestos de trabajo, y para que este Gobierno deje de negociar con los responsables directos del 22 de febrero. ¿Cuándo van a dejar de ser socios de los Cirigliano, que, en este caso, es lo mismo que decir cómplices? Entonces, hagan lo que hagan, anuncien lo que anuncien, inviertan lo que inviertan, nunca van a poder borrar los nueve años de abandono. Pero por sobre todo no podrán olvidarse ni hacer olvidar a los 52 muertos, que son, como tantos otros, víctimas de este gobierno que debió haber trabajado para evitarnos este dolor y no quiso hacerlo”. (Documento sobre la Masacre de Once, 22-2-2013)

¿A quién quisiera matar el ministro? ¿Qué significa –aunque se lo piense tan solo un exabrupto- desear la muerte de un joven en un país empeñado, a lo largo de su historia, en la eliminación sistémica de su savia más potente?


Y la conclusión lógica sería: quien destruye los trenes irá al cadalso. Extraña asociación de pensamiento que implicaría equiparar en responsabilidades, objetivos, beneficios al graffitero “menor”, “energúmeno”, “tarado” con Menem, Cirigliano, Jaime, Pedraza, Cavallo, Taselli, Roggio, Romero, etcétera, etcétera, etcétera y todos los etcétera necesarios que incluyan a los que callaron, silenciaron, omitieron, actuaron, bajaron los hombros, agacharon la cabeza, asintieron, consintieron, impulsaron. Aunque Randazzo o CFK o cualquiera de los deseosos sucesores o de los antecesores que tampoco resisten archivos jamás hayan dicho sobre cualquiera de ellos “hay que matarlos. Te dan ganas de matarlos”.

Desde los primeros hombres de la Historia, las paredes, las cuevas, las cortezas de los árboles, los muros inalcanzables tuvieron sobre sí el sello propio de las épocas. Los graffitis (no así la entrega de los ferrocarriles) son algo así como la realidad “material y simbólica de la ciudad” (García Canclini), lo que otorga y viste de identidad, lo que deja al desnudo las sensaciones, las ganas de crear, el grito de rebeldía, los deseos de decir “aquí estoy” y de sentir que –como los míticos linyeras a partir de una ordenanza de Crotto de 1920- es posible romper con las estructuras establecidas y viajar como el viento arriba de un tren que deambule en un eterno ida y vuelta por las vías que, alguna vez, volverán como un sueño eterno a recorrer las enteras geografías del país.

La pintada sobre los flamantes trenes provoca conflicto. Desorganiza. Denuncia. Rompe estructuras. Desnuda que es posible traspasar límites que al poderoso molestan porque simplemente sintieron esa tímida estocada. Pero … ¿Un graffiti destruye la historia misma de los trenes? ¿Un graffiti hunde en la devastación la historia entera de los ferrocarriles argentinos, esos que alguna vez recorrieron decenas de miles de kilómeros de vías, que vieron jugar a lo largo de sus pasillos a generaciones enteras de pibes que subían de un salto y asomaban la cabeza por la ventanilla para saludar a los vecinos de un pueblo olvidado?

“Se cambiaron vías, se refaccionaron estaciones y hasta se pusieron televisores de plasma que marcan horarios de trenes que jamás se cumplen. No entendemos las prioridades de las obras. Primero las estaciones antes que las señales, primero los monitores de video antes que los cruces de barreras”, leyeron el hombre y la mujer desde los mismos escenarios.

Un graffiti hundió a gran parte del país (horrorizado) en el mismo debate. Y no sólo a Randazzo con su irritado reclamo manodurista, sino también a todos aquellos que sentados mansamente a la mesa vieron cómo se destruía al país entero en esa simbología dolorosa que representan los trenes y decidieron mirar hacia otro lado.



Fuente: pelotadetrapo.org.ar
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2 comentarios :

  1. 1/CARLOS DE ASSUMPÇÃO – O maior poeta negro da historia do Brasil autor do poema o PROTESTO Hino Nacional da luta da Consciência Negra Afro-brasileira, em celebração completou 87 anos de vida. CARLOS DE ASSUMPÇÃO nasceu 23 de maio de 1927 em Tiete-SP na sexta feira passada completou 87 anos de vida com sua família, amigos e nós da ORGANIZAÇÃO NEGRA NACIONAL QUILOMBO O. N. N. Q. FUNDADO 20/11/1970 (E diversas entidades e admiradores parabenizam o aniversario de 87 anos do mestre poeta negro Carlos Assumpção) tivemos a honra orgulho e satisfação de ligar para a histórica pessoa desejando felicidades, saúde e agradecer a Carlos de Assunpção pela sua obra gigante, em especial o poema o Protesto que para muitos é o maior e o mais significante poema dos afros brasileiros o Hino Nacional dos negros. “O Protesto” é o poema mais emblemático dos Afros Brasileiros e uns das América Negra, a escravidão em sua dor e as cicatrizes contemporâneas da inconsciência pragmática da alta sociedade permanente perversa no Poema “O Protesto” foi lançado 1958, na alegria do Brasil campeão de futebol, mas havia impropriedades e povo brasileiro era mal condicionado e hoje na Copa Mundial de Futebol no Brasil 2014 o poema “O Protesto” de Carlos de Assunpção está mais vivo com o povo na revolução para (Queda da Bas. Brasil.tilha) as manifestações reivindicatórias por justiça social econômica do povo brasileiro que desperta na reflexão do vivo protesto.
    O mestre Milton Santos dizia os versos do Protesto e o discurso de Martin Luther King, Jr. em Washington, D.C., a capital dos Estados Unidos da América, em 28 de Agosto de 1963, após a Marcha para Washington. «I have a Dream» (Eu tenho um sonho) foram os dois maiores clamores pela liberdade, direitos, paz e justiça dos afros americanos. São centenas de jornalistas, críticos e intelectuais do Brasil e de todo mundo que elogia a (O Protesto) (Manifestação que é negra essência poderosa na transformação dos ideais do povo) obra enaltece com eloquência o divisor de águas inquestionável do racismo e cordialidade vigente do Brasil Mas a ditadura e o monopólio da mídia e manipulação das elites que dominam o Brasil censuram o poema Protesto de Carlos de Assunpção que é nosso protesto histórico e renasce e manifesta e congregam os negros e todos os oprimidos, injustiçados desta nação que faz a Copa do Mundo gastando bilhões para uma ilusão de um mês que poderá ser triste ou alegre para o povo brasileiro este mesmo que às vezes não tem ou economiza centavos para as necessidades básicas e até para sua sobrevivência e dos seus. No Brasil.

    quilombonnq@bol.com.br

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    1. 2/
      Poema Protesto de Carlos de Assunpção
      Mesmo que voltem as costas
      Às minhas palavras de fogo
      Não pararei de gritar
      Não pararei
      Não pararei de gritar

      Senhores
      Eu fui enviado ao mundo
      Para protestar
      Mentiras ouropéis nada
      Nada me fará calar

      Senhores
      Atrás do muro da noite
      Sem que ninguém o perceba
      Muitos dos meus ancestrais
      Já mortos há muito tempo
      Reúnem-se em minha casa
      E nos pomos a conversar
      Sobre coisas amargas
      Sobre grilhões e correntes
      Que no passado eram visíveis
      Sobre grilhões e correntes
      Que no presente são invisíveis
      Invisíveis mas existentes
      Nos braços no pensamento
      Nos passos nos sonhos na vida
      De cada um dos que vivem
      Juntos comigo enjeitados da Pátria

      Senhores
      O sangue dos meus avós
      Que corre nas minhas veias
      São gritos de rebeldia

      Um dia talvez alguém perguntará
      Comovido ante meu sofrimento
      Quem é que esta gritando
      Quem é que lamenta assim
      Quem é

      E eu responderei
      Sou eu irmão
      Irmão tu me desconheces
      Sou eu aquele que se tornara
      Vitima dos homens
      Sou eu aquele que sendo homem
      Foi vendido pelos homens
      Em leilões em praça pública
      Que foi vendido ou trocado
      Como instrumento qualquer
      Sou eu aquele que plantara
      Os canaviais e cafezais
      E os regou com suor e sangue
      Aquele que sustentou
      Sobre os ombros negros e fortes
      O progresso do País
      O que sofrera mil torturas
      O que chorara inutilmente
      O que dera tudo o que tinha
      E hoje em dia não tem nada
      Mas hoje grito não é
      Pelo que já se passou
      Que se passou é passado
      Meu coração já perdoou
      Hoje grito meu irmão
      É porque depois de tudo
      A justiça não chegou

      Sou eu quem grita sou eu
      O enganado no passado
      Preterido no presente
      Sou eu quem grita sou eu
      Sou eu meu irmão aquele
      Que viveu na prisão
      Que trabalhou na prisão
      Que sofreu na prisão
      Para que fosse construído
      O alicerce da nação
      O alicerce da nação
      Tem as pedras dos meus braços
      Tem a cal das minhas lágrima
      Por isso a nação é triste
      É muito grande mas triste
      É entre tanta gente triste
      Irmão sou eu o mais triste

      A minha história é contada
      Com tintas de amargura
      Um dia sob ovações e rosas de alegria
      Jogaram-me de repente
      Da prisão em que me achava
      Para uma prisão mais ampla
      Foi um cavalo de Tróia
      A liberdade que me deram
      Havia serpentes futuras
      Sob o manto do entusiasmo
      Um dia jogaram-me de repente
      Como bagaços de cana
      Como palhas de café
      Como coisa imprestável
      Que não servia mais pra nada
      Um dia jogaram-me de repente
      Nas sarjetas da rua do desamparo
      Sob ovações e rosas de alegria

      Sempre sonhara com a liberdade
      Mas a liberdade que me deram
      Foi mais ilusão que liberdade

      Irmão sou eu quem grita
      Eu tenho fortes razões
      Irmão sou eu quem grita
      Tenho mais necessidade
      De gritar que de respirar
      Mas irmão fica sabendo
      Piedade não é o que eu quero
      Piedade não me interessa
      Os fracos pedem piedade
      Eu quero coisa melhor
      Eu não quero mais viver
      No porão da sociedade
      Não quero ser marginal
      Quero entrar em toda parte
      Quero ser bem recebido
      Basta de humilhações
      Minh'alma já está cansada
      Eu quero o sol que é de todos
      Ou alcanço tudo o que eu quero
      Ou gritarei a noite inteira
      Como gritam os vulcões
      Como gritam os vendavais
      Como grita o mar
      E nem a morte terá força
      Para me fazer calar.
      Organização Negra Nacional Quilombo ONNQ 20/11/1970 –
      quilombonnq@bol.com.br

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