E.E.R.: Entrevista con Shhorai

Written By Fde on 29.7.13 | 29.7.13




En el duro trabajo de escarbar en los cráteres de unos y ceros de la red de redes dimos con este artículo-reseña-entrevista que habla de rap hecho por mujeres, en este caso por una rimadora colombiana de nombre Shhorai. Nos gustó la nota, por esto desde nuestro humilde puesto blogueril alentamos a todas las mujeres a desarrollar y dar rienda suelta a sus proyectos y contribuir a producir mas rap del bueno como la hace esta femci. ¡Adelante!

“No se puede vivir sin el Hip Hop”

Por. Yeison Medina Medina

Olores de música me atrajeron hasta acá. Una pista que jugaba con bajos y batería acompañaba, resguardaba, el bombardeo de palabras de vocalistas que subían y bajaban de las tablas del teatro. No me encontraba allí de casualidad.

“Las casualidades no existen”, dice un poeta de barrio llamado Felipe. Estaba en las afueras del Centro Cultural de Moravia, en el nororiente de Medellín, para cumplir la cita de escuchar a Luisa Ospina, a Shhorai, la rapera del municipio de Itagüí, que por primera vez estaría delante de un público. Ella, una mujer de un metro con 49, ni gorda ni flaca, cabello rojo, liso con ondulaciones y con una extensión que sobreponía la altitud de los hombros, se subió a la tarima, sin pinta de rapera, solo con una camiseta amarilla que ornaba su cuerpo, un jean azul con desgastes y unos tenis negros.

Chiflidos, piropos, adulaciones empezaron a llover sobre Shhorai. Ésta, sin mostrarle mayor relevancia a la cincuentena de lobos, más bien mirando a todos los hombres con un poco de desagrado, comenzó su repertorio. Hip Hop fuerte, con crítica social y política, pesado, colmó el escenario y los oídos de todos los raperos que al unísono, con las nuevas canciones que escuchaban, tarareaban, movían las manos y aplaudían al final de cada composición. Cuando me monto en tarima me molesta que los hombres empiecen a echar piropos o a chiflar, o que se les desvié las miradas y la atención sobre lo material, sobre el cuerpo, cuando lo importante es escuchar la letra. Uno se sube a la tarima para cantar, para buscar que les guste y que se sientan identificados con el mensaje.

Tres años después, cuando entrega esta respuesta, comprendo su disgusto reflejado en su rostro aquel 2008. Comprendo, a su vez, la cara de satisfacción cuando bajó las escalinatas después de cantar sus temas propios. En dos ocasiones me he sentido muy bien. La primera presentación mía, que fue en el evento Esencia Hip Hop en el barrio de Moravia, llevado a cabo en el 2008, fue muy especial. Me llevé la sorpresa que lo que dije rapeando a la gente le gustó mucho. A partir de ahí, me di cuenta que tenía talento, además, me di a conocer, un poquito, como artista.

“El Hip Hop empezó a desarrollarse en Medellín desde mediados de los años ochenta como una forma de expresión que identifica, mayoritariamente, a los jóvenes de los sectores marginados de la urbe. Este movimiento artístico y cultural en sus inicios se tomó como una moda (1982-1986) y, después de casi desaparecer en la ciudad, se retomó a finales de los ochenta como estilo y forma de expresión. “Hoy el Hip Hop se ve en todo el mundo, desde Nueva York a París, donde se encuentra una amplia escena artística e industria discográfica, pasando por los innumerables países de África, Asia, Oceanía, Europa y América, desde los cuales sus jóvenes, ya sean negros, judíos, blancos, musulmanes, encuentran en el Hip Hop un modo de expresión para develar la corrupción, la violencia, la marginalidad y la pobreza de sus barrios, ciudades y países”, cita que aclara (o vislumbra) porque se menciona en la ciudad, sin datos fidedignos que corroboren ello, que el Hip Hop es el movimiento cultural más amplio en Medellín, ya que la materia prima para crear Hip Hop (corrupción, violencia, marginalidad y pobreza) abundan por las calles de la sociedad antioqueña y, en general, colombiana.

Yo le doy gracias a las personas que desilusionan, porque dan motivos para hacer las cosas y hacerlas bien. Si uno no se encontrara con injusticias, nunca, entonces, podría hablar que usted está en contra de la injusticia. La verdad es que lo ideal es que no hubiera nada malo en la vida. ¡Ojalá! Que uno no tuviera que hacer rap para criticar las cosas que está criticando. ¡Ojalá! El rap no tuviera que hablar de eso, pero toca. Por esos años, 1982 y 1986, Shhorai no estaba, aún, en los planes de sus padres Elías Ospina y Amantina Medina; aún, Luisa Ospina no era un ser, no existía en esta sociedad a la cual ataca con sus letras o, intenta, por medio de sus líricas, concienciar sobre las injusticias y las problemáticas por las que atraviesa.

Años más tarde, cuando hacía parte de este mundo y estudiaba en primaria, la influencia de José Ignacio, Shhaken, la llevó a mirar el Hip Hop como una alternativa para desahogar lo que pensaba, como una salida para conjugar visceralidad con razón y expresar lo que se deseaba desde la pasión hasta el odio por algún tópico en especial. Conocí el Hip Hop desde la primaria; pero soy seguidora desde el año 2004, gracias a la influencia de mi hermano Shhaken. Es decir, soy rapera desde hace 7 años.

Como MC (vocalista) me desempeño desde el 2005. Recuerdo que la primera letra que compuse fue en el 2003 cuando estaba muy indecisa si ingresar o no al Hip Hop. No estaba segura de si era lo mío. La canción fue sobre el dinero, una crítica a ese material que nos hace pelear. No sé cómo me di cuenta que iba a ser una MC. Bajo mi criterio, se hallan unas condiciones para que una persona sea MC. Una, es que debe ser un buen lector, ya que la lectura permite hacer una mejor comprensión de las palabras, incluso las que uno va a escribir. Además, permite redactar mejor.

De igual modo, se debe ser una persona actualizada y segura de sí misma, o sea, conocer de qué se va a hablar, y lo que vaya a hablar: defiéndalo hasta el final. Cuando el Hip Hop se arraiga en la ciudad a finales de la década de los ochenta, los jóvenes interesados por esta música de orígenes negros nacida en Bronx y Brooklyn, en los Estados Unidos, comienzan a crear comunidades semejantes a punkeros o metaleros. Se reúnen en el centro de la ciudad para escuchar e intercambiar música, tomar algún licor y conocer más a fondo sobre ellos mismos y en lo que se estaban transformando: en hiphoppers. Incursiona la mujer, de igual modo, al final de la década, en esta cultura. “Si el Hip Hop nació como una manifestación contracultural de protesta y reivindicación en contra de la exclusión social de jóvenes, este estilo musical puede ser un buen instrumento también para que las mujeres puedan alzar la voz”.

“Las primeras mujeres que se aventuraron en una escena tan explícitamente machista como la del Hip Hop, podían haber parecido algo así como corderos que se adentraban en los terrenos del lobo. Sin embargo, y ya desde el primer momento, dejaron bien claro que no estaban dispuestas a dejarse conducir pacíficamente al matadero, y terminaron por revelarse como auténticos lobos disfrazados con piel de cordero”[3]. El Hip Hop permite el conocimiento de sí mismo. Permite el conocer hasta qué límites llega uno. Permite el libre esparcimiento, la diversidad, la inclusión. Por ejemplo, a mí me encanta asistir a los eventos y conocer gente nueva porque uno aprende que no se está sola. Que hay mucha gente similar a mí y que hay mucha gente distinta.

Es una motivación para seguir la vida. Se encuentra uno con el disfrute, es un perfecto pasatiempo, es una fortaleza. El Hip Hop se convierte, más que en un estilo musical, en un estilo de vida. Así… como cuando uno se cepilla los dientes todos los días, eso ya es inherente, uno ya no puede vivir sin el Hip Hop. Las mujeres se adentran de tal forma en esta movida cultural, que permean los cuatro elementos que se fusionan para crear el Hip Hop: MC (vocalista), Dj, Breakdance (baile) y Grafitti son llevados a cabo por hombres y mujeres. Sobresaliendo las expresiones del canto y el dibujo como las corrientes simbiotizantes que las albergan con mayor número. Yo le aporto al Hip Hop mi voz. Yo le canto al maltrato infantil (defensa de los Derechos de los Niños) y, sin llegar a los feminismos, hablo del desempeño y el papel importante de la mujer en todo el mundo. Generalmente, soy de pensamiento crítico frente a algunos tópicos del Estado y del Gobierno y contra todas las manifestaciones de violencia.

Me interesa hablar del crecimiento espiritual sin llegar a hablar de religión… lo que expreso es que lo importante es estar bien con uno mismo, con el ambiente; uno de los ideales es no causarse daño, ni a nadie y, creo que así, todo marcharía mejor. Shhorai, quien además es estudiante de Microbiología en la Universidad de Antioquia, es una mujer que organiza su tiempo para desempeñarse en otros ámbitos que no sean el académico o el artístico. Me gusta leer mucha novela. Puedo decir que la novela latinoamericana es la que más me gusta. La escritora que más me llama la atención es, sin duda, Isabel Allende. Me gusta la escritura de ella.

Además, ella le da relevancia a la mujer en todos los papeles de sus historias. Ella, incita y obliga a consultar más de sus textos. Es un buen entretenimiento para olvidarse de obligaciones. Al día, invierto unas 8 horas o más en microbiología. En ocasiones 12 horas o todo el día cuando la Universidad lo exige. No sé cómo reparto el tiempo. Y la mejor respuesta que he obtenido de un público fue en el 2009 en la Hip-Colecta llevada a cabo en la Comuna 13. Fue un concierto que a nivel de satisfacción personal me llenó de una gratísima sorpresa: me puse a rapear y en una de las canciones se armó un pogo. Eso lo llena a uno mucho.

No sé cómo no se me olvidó la letra, no sé cómo no me distraje viendo el pogo. Había más o menos unas 300 personas en el concierto, todos reunidos para recoger fondos para una causa social. Todos los años se hace y ese, si no estoy mal, fue para alivianar los costos de una operación a una niña que sufrió un problema en un brazo por cuestiones ajenos a ella: la guerra. En este momento estoy componiendo las canciones para el cd. Va a tener repertorio nuevo y va a incluir entre 8 a 10 canciones. El último tema que estoy componiendo no tiene nombre todavía, pero la temática es una crítica a los medios de comunicación masivos en Colombia. Es una crítica al periodismo escrito, a la televisión y a la radio. Es una pregunta abierta a ustedes.

¿Qué pretenden? La verdad, no se ustedes qué pretenden, pero comunicación no es. Shhorai, luego de sentenciar a los medios de comunicación y de sentenciarme a mí, sacó su cuaderno de apuntes musicales, puso una pista a rodar en el computador y cantó: “… y ¿qué pretenden?: desinformarnos, engañarnos, ¿qué pretenden? O en la ignorancia más hundirnos, ¿qué pretenden?: desorientarnos o aburrirnos, ¿qué pretenden?: los medios ¿qué pretenden?...” No lo sé, no sé que pueden pretender. Pero lo que quedó claro fue que el Hip Hop lo que busca es abarcar todas las temáticas de la sociedad. Ser abogado, jurista y fiscal de una sociedad en decadencia. Ustedes, los hiphoppers, Shhorai, sí sabemos lo que pretenden.
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